Principal
Información General
Miembros
Investigación
Educación Permanente
Propiedad Intelectual Legislación
Unidad - OLICCC
Cursos
Eventos
Publicaciones
Noticias

Noticias >> Diferenciar con el nombre geográfico de origen los productos agrícolas y artesanales, constituye una herramienta de desarrollo local.

 

 En un mundo en el que predominan los símbolos y en el que la penetración de los flujos de las economías por el desarrollo de los intercambios comerciales ha situado al consumidor ante una considerable oferta de productos, hacen que la referencia a ciertos elementos sea necesaria para permitirle al consumidor la elección ante la diversidad de productos.

La referencia al origen geográfico probablemente fue una de las primeras formas de distinguir los productos con características similares. La utilización de nombres geográficos en el tráfico económico ha sido una constante en la historia de los hombres como mecanismo de diferenciación de los productos en el mercado.

Las Indicaciones Geográficas concebidas como un signo distintivo geográfico que indican o evocan a un país o a un lugar situado en su interior como el lugar de origen de un producto, para cuya protección se requiere que el producto que la porta posea cierta calidad, reputación o características imputables al origen geográfico, confieren beneficios no sólo para los productores, sino también para los consumidores y las comunidades locales. Crean un valor añadido mejorando el acceso al mercado de los productos locales, mientras confieren una protección del saber-hacer local y los recursos naturales.

En tal sentido, las Indicaciones Geográficas son un instrumento excelente para promover el desarrollo rural. La experiencia de un sin número de países ha mostrado que cuando el nombre de un producto obtiene protección a través de una indicación geográfica, se produce un impacto socio-económico positivo en las comunidades locales, el cual se traduce en: aumento de la producción, creación de empleos que evitan el éxodo rural, obtención de un mejor precio para los productores, redistribución del valor añadido en la cadena de producción, generación de un valor añadido en las tierras de origen, garantía ofrecida a los consumidores en cuanto a los métodos de producción y calidad, y en algunos casos en desarrollo del turismo local.

En el contexto de los mercados globalizados, las Indicaciones Geográficas promueven la variedad y diversidad de productos únicos con un origen específico. Permitiendo a los productores comercializar productos diferenciados con características específicas claramente identificables, por esto, son reconocidas como un instrumento excelente para acceder al mercado.

Como beneficios positivos para las comunidades locales las indicaciones geográficas promueven la preservación de la biodiversidad, el saber-hacer local y los recursos naturales; evitan la estandarización de los alimentos agrícolas, con su protección se asegura que los productores puedan ofrecer a los consumidores productos únicos y variados, contribuyendo para preservar la biodiversidad, la promoción y desarrollo de empresas familiares, la unión social -una vez que ayudan a los productores locales a trabajar juntos y resolver problemas comunes-, y a la construcción de una identidad local y nacional, haciendo que tanto productores como consumidores estén orgullosos de sus productos únicos tradicionales.

En estos términos resulta claro que las indicaciones geográficas contribuyen positivamente en las dinámicas socio-económicas de las comunidades locales impulsando su desarrollo endógeno. De ahí que se les tengan como un verdadero, interesante y útil instrumento de desarrollo.

Nuestro país cuenta con un sin número de productos de calidad, reputación y características que los vinculan con el lugar de producción como: el Queso Duro Llanero, el Licor de Penca, Café de Biscucuy, Café venezolano, Cacao Barlovento Superior, Chocolate Barlovento, Vinos de Viña Altagracia, Huevas de Lisa de San Antonio del Golfo y el Picante Catara.

No obstante, es escasa la experiencia que presenta respecto de productos que se comercialicen bajo denominación de origen reconocida. Venezuela cuenta con tres (3) Denominaciones de Origen, la primera, la Denominación de Origen "Cacao de Chuao" reconocida por el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI), según Resolución No. 2006 de 14 de noviembre de 2000. La segunda, la Denominación de Origen "Cocuy Pecadero" reconocida por el SAPI en la Resolución No. 0287 de 22 mayo de 2001 y, la tercera, la Denominación de Origen "Ron de Venezuela" reconocida por el SAPI en la Resolución No. 798 de 15 agosto de 2003.

 


Logotipo: Denominación de Origen
"Cacao de Chuao"


Logotipo: Denominación de Origen
"Cocuy Pecadero"


Logotipo: Denominación de Origen
"Ron de Venezuela"

 Por otra parte, las denominaciones geográficas constituyen uno de los más sencillos y poderosos instrumentos con los que es posible identificar en el mercado aquellos productos artesanales cuyas características tienen especial interés económico o social.

En el caso de las artesanías, es importante resaltar que la actividad de producción de artesanías en nuestros países, cada vez más, viene tomando características especiales que han determinado que un porcentaje muy importante de la artesanía que se exporta, sea producida en las capitales y ya no en las localidades propias o históricas, circunstancia que viene generando en el país la pérdida del carácter localizador u originario de culturas ancestrales.

En este sentido, la utilización de denominaciones de origen en la actividad de artesanías, son una herramienta que preserva en forma directa el origen, la cultura, la producción, las materias primas, cualidades y características propias de la producción artesanal; e indirectamente promueve que la actividad artesanal se mantenga en los lugares de origen que corresponden, especialmente en aquellas zonas marginales en las que las posibilidades de diversificación económica son limitadas.

Dicho esto, queda recalcar que la importancia de las denominaciones geográficas y la necesidad de promover su reconocimiento y protección, no sólo es para la creación de valor económico en determinados productos regionales y locales protegidos por ellas, sino para preservar el patrimonio colectivo de una región.

Astrid Uzcátegui Angulo
Mérida, 01 de agosto de 2007.

 

Grupo de Investigación sobre Políticas Públicas de Propiedad Intelectual (G3PI),
Quedan reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción, por cualquier medio, de las publicaciones o de alguna de sus partes,
sin el permiso del Grupo de Investigación sobre Políticas Públicas de Propiedad Intelectual (G3PI).